sábado, 28 de abril de 2012

Bajo la lluvia

Dicen que fue el aguacero más fuerte que haya caído sobre Santiago en los últimos cinco años. Los pronosticadores habían anunciado que venía un frente frío. Invitaban a tener la previsión de salir con paraguas.  Arnaldo tenía clases en la Universidad, en el centro. Se había ido temprano, cuando llovía pero no torrencialmente. Se puso sweater y chaquetón impermeable. Y gorra inglesa.  Consiguió un taxi hasta la estación de metro El Golf y desde allí fue hasta el centro.  Me llamó para decirme que había llegado a tiempo.  Se estaba tomando un café.  En la tarde caminé hasta Vitacura pues desde allí suponía fácil conseguir un taxi para ir a hacer mi diligencia. Había tomado la previsión de salí con tiempo. Y vestida para la ocasión, con sweater cuello tortuga, chaqueta impermeable, chal, zapatos adecuados y sombrero. Tres horas más tarde, cuando ya había concluido lo que había ido a hacer, la lluvia se había convertido en tormenta. El taco, como llaman aquí a las trancas de trafico, era monumental. Luego supe que se había inundado parte de la avenida Kennedy (que es como la autopista del este). Huelga decir que ver la Manquehue totalmente trancada me trajo recuerdos de Caracas. Entonces decidí caminar hasta un cruce con Vitacura, con la esperanza de conseguir un taxi. Imposible. Los pocos que pasaban estaban ocupados. Bueno, a intentar el autobús. La lluvia arreciaba. La gente se apilaba bajo el escaso techito de las estaciones. Opté por caminar, creyendo que más adelante el asunto se pondría mejor. Nada que ver. Total, bajo la lluvia incesante caminé como 20 cuadras hasta mi casa. La ropa se portó de maravilla. Y el sombrero evitó que se me empapara el pelo, con lo cual pude sortear la gripe. Arnaldo me dijo que de regreso a casa desde la estación del metro, en la cual tampoco consiguió un taxi, vio algo maravilloso: nieve sobre las puntas de los cerros. Ayer Santiago parecía París en uno de esos días de lluvia en los que hasta las paredes se empapan y las estatuas parecen estar llorando. El fin de semana para muchos será largo. Harán "sandwich". Así llaman aquí a un fin de semana largo por hacer un puente. Ojalá mejore el clima. Quiero salir a ver los montes plateados.

miércoles, 25 de abril de 2012

Con el otoño todos cambiamos

Con la verdadera llegada del otoño, cambió todo en esta ciudad. Cambió la actitud, cambió la ropa, cambió la vitrina de las tiendas. Cambió la temperatura y cambió el animo. Las mujeres sacaron sus chales y sus botas. Los hombres se pusieron sus chaquetones. Todos cambiamos. Trato de comparar este otoño con ese que pase en París hace un montón de años. Igual pero distinto. Allá llueve siempre. Aquí es mas seco y por tanto más amable. Me encanta el otoño. Es como si todo sintiera que debe renovarse. Que los árboles deben desvestirse para en unos meses ponerse nuevos ropajes. Hoy tengo que hacer una diligencia, ineludible. Arnaldo va a otro lado. Tiene que ir a pagar el curso que va a tomar. Nos encontraremos de nuevo en casa cuando cada cual haya terminado lo que tiene que hacer. Mi curso de cocina no sé cuándo comienza. Están aún remodelando el Coquinaria de al lado. Si tarda mucho puedo también considerar el curso en el Odisea, que también queda cerca. Ya decidimos que hay dos viajes que queremos hacer. Isla de Pascua y la zona de Puerto Montt. Se consiguen buenas ofertas. Con boleto aéreo y hospedaje. A Puerto Montt hay que ir antes que llegue el invierno. Se me fue la gripe. Pero me tumbó cuatro días.

jueves, 19 de abril de 2012

Mañana de quietud

El que hemos bautizado como "el autobús de Mila" pasa por nuestra calle con maravillosa frecuencia. Como los días están luminosos, los paseantes prefieren el piso de arriba. En ocasiones me siento en uno de los bancos de la acera de enfrente para saludarlos. Como si quisiera darles la bienvenida a esta hermosa ciudad que nos hospeda y no nos ha hecho sentir meros visitantes. Ya han anunciado visita Luisa Victoria y Queca. También los Vizcarrondo. Y Gustavo y Mary Ann. Ojalá también se dieran una escapada para acá los Sucre, los Pérez, los Valencia, los Marcano y también los Riascos, los Atencio, los Frías, los Gómez, los Melo, los Arnal, así como todo el Morillaje y el Arnalaje. Extrañamos a la familia y sobre todo a los niños. Quisiéramos compartir con todos nuestros seres queridos esta temporada de sosiego y felicidad que nos hemos dado. No somos turistas en esta ciudad. Nos hemos instalado en ella y nuestra casa ya es hogar. Ojalá pudiéramos trasladar a Nico y a Guille. Metódica como soy, cada día ha sido asignado para una labor domestica. Tengo atrasada la plancha de las camisas de Arnaldo. En la tarde iremos a Una exposición de Mafalda que Montaron en Lo Matta. Y quizás nos demos una pasadita por el Museo de la Moda, que queda aquí cerca. Por el momento, disfruto esta mañana de quietud.

martes, 17 de abril de 2012

00:50

Bajo el edredón de plumas, Arnaldo dormía plácidamente. Yo, con el volumen muy bajito, veía televisión. Un episodio de Law & Order. Uno que no había visto. Pensé en un principio que mi marido estaba inquieto y que la cama se movía por su intranquilidad. Me tomó un segundo percatarme que era un temblor. Uno fuerte. Mi mano se convirtió en garra y se la clave en el brazo. "Despiértate, está temblando."

Ahora vivimos en un primer piso, como llaman aquí a la planta baja. Este edificio es pequeño, apenas unos cuatro pisos. Nos dio tiempo para sentirlo, asustarnos, comentarlo, decidir si era prudente saltar de la cama y echar a correr y pensar que en Caracas se asustarían al saber la noticia. Más tarde, dos réplicas.

Esta vez fue menos intenso, 6.7 en la escala de Richter, pero muy largo, con sabor a eternidad, casi dos minutos o casi tres, según leemos en unas u otras páginas. Esta vez, el epicentro estuvo mar adentro, frente a las costas de Valparaíso. El Neptuno del Pacifico se enojó. Esta vez los crujidos de la estructura fueron menos dramáticos.

En la televisión informaban. La corriente eléctrica se interrumpió por varios minutos en algunas comunas de Santiago. Se saturaron las líneas telefónicas pero el sistema de SMS y el Internet sirvieron para que la gente se comunicara. Las sirenas sonaron por al menos media hora. Esta ciudad se puso en modo de emergencia. Eso produce sentimientos encontrados. Serenidad porque se sabe que los sistemas funcionan; angustia pues la sensación de peligro invade todo.

Nuestro expediente sureño ya contabiliza tres temblores. Salfate, ese extraño hombre, suerte de gurú, que recibe datos logarítmicos de un supuesto grupo de científicos brasileros, vuelve a atinar en sus predicciones, con 24 horas de retraso.

Nos preocupa sentir menos miedo cada vez. Cuando a la naturaleza no se la respeta, ella se mofa y más tarde cobra.

domingo, 15 de abril de 2012

Caminar y almorzar

Una de las razones por las que decidimos venirnos a pasar esta temporada en Santiago es porque buscábamos vivir en una ciudad donde todo pudiera hacerse caminando o en transporte publico.

Para conocer la ciudad de los santiaguinos hay que dejarse extraviar. Perderse por las calles sin tener claro a dónde nos conducen los pasos. Montarse en un autobús y temer bajarse en la estación equivocada. Así llegamos a los entresijos de Las Hualtatas. Cada callejuela que termina o atraviesa esa avenida está llena de casas lindas y pequeños parques que convocan a la reunión. Ahí no hubiésemos llegado de no haber sido porque creímos que un mercado de las pulgas al que corría invitación era una suerte de mercado de antigüedades. Resulto ser una venta comunitaria de ropa usada y artículos en descontinuación. Nada había allí para extasiarse. Pero descubrimos una parte de la ciudad que jamás habíamos visto.

Di un paso en falso en una acera y casi puse la cara en el suelo. No fue así, por fortuna, pero me perjudiqué los músculos en el intento por evitar caerme. Este cuerpo traicionero aprovecha cada oportunidad para recordarme que en esta guerra contra la enfermedad, unas veces gano yo y otras ella.

Tomamos el 502 en la zona baja de la rotonda entre Manquehue y Vitacura. Nos bajamos en Mañío para almorzar en Le Fournil. Estaba lleno. Una pareja joven, de esas a quienes les parece siempre corto el tiempo, termino su café. De primeros en la espera, nos apropiamos de una mesa en la esquina. El garzón nos hizo señas. Ya pronto nos atendería.

De vecinos de mesa, tres mujeres y un hombre. Argentinos. de esos que despestigian el gentilicio. El monopolizaba la conversación. Mentía con elegante descaro. Estuve tentada de interrumpirlo. Pero este señorito no habría de estropear este glorioso almuerzo de soleado sábado en Santiago.

El confit de pato que escogió Arnaldo en un corto pero apetitoso menú estaba, a juzgar por su silencio, tan delicioso que bien ameritaba una estrella. Mi steak tartare me hizo recordar París. Nada que envidiar al que sirven en el Café de la Paix, lugar que guardo en mis recuerdos pues allí fue a cenar con Mami cuando fuimos en el 99.

sábado, 14 de abril de 2012

Primera lluvia otoñal

La noche de anoche el cielo santiaguino se vistió de luces. Relámpagos, rayos, truenos. La puesta en escena de un drama sureño. Aquí llueve con una rara pasión. Como si allá arriba se estuvieran peleando los dioses de Los Andes. 

Arnaldo dormía y yo admiraba la tempestad. Ella hablaba. Hasta sentía su furia. ¿Por qué el enojo? No lo sé. No entendí su idioma. 

Creemos en el norte de Suramérica que los de de aquí abajo son poco pasionales. Creemos que somos nosotros, los tropicales caribeños, quienes hemos pintado de color las emociones. Nos creemos más sentimentales. No es así. La naturaleza ha marcado la personalidad sureña. Aquí no hay declaraciones como "si la naturaleza se opone, haremos que nos obedezca". Aquí se la respeta, se hace con ella, no contra ella.

Luego de la tormenta, la ciudad amaneció limpia. El cielo se volvió a pintar de azul.

jueves, 12 de abril de 2012

Jazz y vietnamita

Con los Monterrey y varios amigos de ellos fuimos a Bellavista con intención de ir a un bar donde un grupo de jazz presentaba un ejercicio. Como el periódico marcaba las 9 como hora de presentación,llegamos con puntualidad británica. Pero el jazz es el ejemplo de la ruptura de todo lo establecido. A la hora prevista apenas instalaban instrumentos y hacían pruebas de sonido. Total que optamos por ir a cenar para luego regresar.

El restaurante es uno de esos que uno jamás descubriría sino por consejo de algún local. Una entrada con aspecto de bar de mal muerte, un pasillo conduce a una sala interna. Un espacio magnifico de cielo abierto, donde fueron armando como pequeños rincones. Una barra magnifica atrae a los habitues. Comimos delicioso y el acompañante de toda la cena fue la risa enloquecida y el buen humor. Estuve a punto de hacerme pipí varias veces. ¿Se le puede pedir mas a una noche de amigos? El exito en la vida tiene todo que ver con la apreciacion de los pequeños placeres.

Por supuesto, de vuelta en el bar de jazz, el concierto estaba a punto de terminar.

Caminamos mucho en esta ciudad, que es no solo sabrosa sino hermosa.

El otoño no termina de establecerse. Quizás no se siente bienvenido. Y nosotros queremos que llegue ya.

Tenemos programa para el fin de semana. Mercado de las pulgas en Vitacura y el sábado en la noche una excursión a las afueras de la ciudad para hacer observación de cielos. Ojalá haya alguna estrella fugaz, para pedirle un deseo...

domingo, 8 de abril de 2012

Cambio

Hoy fue el primer día nublado desde que llegamos a Chile. Y la ciudad se envolvió en un halo europeo. Se presiente el arribo del otoño. Todos los colores cambian y la gente ya pone cara de aceptación de una realidad que no hay manera de cambiar. Creo que los únicos felices por el cambio de estación somos nosotros, estos venezolanos enloquecidos que cambiaron el trópico por este sur que ya pronto estará de sobretodo y bufanda. Cambio, todo se trata de cambio. Aquí dicen que el Domingo de Reureccion el verano dice adiós.

Arnaldo tiene gripe. Pobre. Se siente horrendo y estuvo todo el dia en cama. Así que susoendimos nuestros planes de ir a almorzar al parque en un bistrot que esta frente a la laguna. Ya lo haremos otro día. Luego en la tarde salí sola. Fueron cono 10 o 12 cuadras. Caminar me hace tanto bien.

sábado, 7 de abril de 2012

Jessica

El cielo está tan impecablemente azul que parece pintado con esos colores de agua con los que jugábamos en la infancia. La pajarita sigue construyendo nido. Su marido le trae hojitas y ramitas y ella las acomoda. El es un glotón y hace altos para comer de unas frutillas de una mata de la jardinera. Ella lo regaña.

Ayer hubo un atasco en la autopista de salida de Santiago rumbo al sur. Jessica, una avestruz que recientemente enviudó, se escapó de su chacra y se llegó hasta la autopista. Corria por el canal del medio, mientras la gente frenaba para que ella no cayera o fuera atropellada. Unos diez kilómetros más allá de su hogar, una unidad de Carabineros logró detenerla, sin hacerle el más mínimo daño. Su dueño dice que como ella no vio morir a su marido, seguro salió a buscarlo al ver que faltaba a la hora de las comidas. Toda una historia de amor.

Caminaremos de nuevo esta tarde. No sabemos por cuánto tiempo más el clima estará tan delicioso de temperatura y sin agobiar con lluvias. Esta noche vamos a ir al parque a ver qué tal cielo nocturno.

viernes, 6 de abril de 2012

Perros en Bicentenario

Alguien algún día logrará explicarme por qué en este país por el bicentenario le hicieron un hermoso y muy ciudadano parque, mientras en Venezuela la celebración fue una gastadora de plata en desfiles.
El parque Bicentenario está cerquita de casa. Hoy fuimos a caminar allá. Había gente caminando, gente trotando, gente disfrutando, niños con patinetas, adolescentes tomados de la mano descubriendo la maravilla de enamorarse por primera vez. Y perros, muchos perros. Jugué con varios. Y caí postrada por un Westie de muerte lenta y sin apuro llamado Rodolfo.
Extraño mucho a Nico y Guille. Me hacen mucha falta. Ojalá los pudiera tele transportar.
Las personas somos mejores seres humanos cuando nos dejamos domesticar por perros o gatos.
Arnaldo sale cada día con su cámara. Yo escribo y él retrata nuestra aventura.
Mañana voy a averiguar lo de las clases de cocina. Es aquí a un par de cuadras.

Viernes Santo

La tranquilidad de este día es asombrosa. El cielo está perfectamente azul y la temperatura amable. Almorzamos en la mesita. Desde allí se puede sentir el verdor y la paz de un jardín que los arquitectos pusieron sobre el techo del garaje. Allí, una hermosa pajarita se afana en terminar su nido.
Hace poco fue la vendimia pero ya hay entusiasmo por la aparición en la primera semana del invernó de la versión local del Beaujolais Nouveau, cuyo nombre no recuerdo. Al parecer tuvieron un excelente vendimia. Chile produce y vende mucho menos vino que Argentina, pero para los chilenos sus vinos son como su carta de presentación.
Sigo sin poder convencer a Arnaldo para que me mueva unos muebles. Dice que lo hará cuando compremos el apartamento. Si, compraremos lotería para poder comprarlo. No sólo es un excelente negocio, sino que a esta ciudad podríamos venir cada año por unos meses. Porque esta ciudad es magnifica para unos meses de paz, seguridad, arte y un baño de inmersión en el primer mundo. Pero como no pierdo el interés en mover los muebles, lo haré cuando Miguel venga.
Hoy almorzamos ostiones a la parmesana. Estaban ricos.
Siguiendo el consejo de Miguel, cree este blog para ir guardando estas crónicas.

Carlos

Si alguien hubiera apoyado esta decisión de venirnos a Chile, ese hubiera sido Carlos Morillo. Me hubiera dicho que la vida que no se vive a plenitud no puede llamarse vida. Con la maravilla de los aparatos para comunicarse instantáneamente, Carlos hubiera seguido paso a paso cada instante de esta aventura nerudiana.
Anoche vi la tragedia de Chávez convertda en show. Me dio lástima el pobre hombre y rabia también. Concemos las Morillo del dolor intenso porque a alguien adorado se lo lleve el cáncer. Carlos fue diagnosticado en enero y murió en mayo. Fueron meses de sufrimiento para él y de no saber qué hacer con el pesar intenso nosotras. Mis hermanas y yo quedamos con el corazón tatuado desde entonces. Nunca hicimos un show. Veo lo que hace Chávez y lo que hacen su familiares y me parece reprochable, despreciable. Es un irrespeto al paciente, a quienes lo quieren. Están masajeando la tragedia con los fines más indignos. Qué espanto.
Carlos adoraría esta experiencia nuestra en el sur. Carlos, Carlos, Carlos. Era un fantástico ser humano.

jueves, 5 de abril de 2012

Perpendicular

5 de abril, 2012

La calle perpendicular a donde vivimos es todo un descubrimiento. Rica para caminar. Entre los edificios de no mas de cuatro pisos hay casitas y tiendas, restaurantes, pubs, bancos, etc. En uno de los cafés llegan muchos caminando o en bicicleta. Se encuentra la gente que ya ha salido del trabajo. Una que otra pareja de retirados pasean a sus lindos perros.
De a poco, las hojas de los arboles van cambiando de color. Algunos estan marroncitos, algunos amarillentos, otros van tomando un tono rojizo. Es como si el otoño quisiera llegar suavemente, para no alterar a una ciudad de suyo complicada y trabajadora. Como si no quisiera imponerse para no ser despreciado.
Las personas ya comenzaron a sacar sus chaquetas y sweaters. Las sandalias van desapareciendo  de los ajuares de los santiaguinos. Advierten que la próxima semana la temperatura tendrá un repunte. Y la gente se aferra a eso como a una tabla de salvación. Esperanza inútil, porque no importa lo que hagan el otoño llegara, como preludio de un fuerte invierno.
Mañana es feriado. La ciudad, dicen, se vaciara. Pero por lo que vemos esa ausencias Sera compensada por brasileños, a quienes la moneda les conviene.
Nosotros caminamos todas las tardes. Y rogamos porque no llueva, no todavía.

Desde mi escritorio

3 de abril, 2012

La mesita junto al ventanal de la sala es mi escritorio. En esta calle hay poco ruido. Los pajaritos ya descubrieron que les dejo boronas, y entonces me visitan. No hay calor ni frío. Y el cielo esta maravillosamente azul. Mientras escribo, una banda de loritos se despide. Imagino que presienten la pronta llegada del otoño y se aprestan a emprender camino rumbo al norte, donde el clima no les agobiara.
Hoy en la mañana me dedique a limpiar a lo Costa. Me falta trapear los pisos de cocina, baños y terraza, pero no tengo ni palo para el coleto ni un lampaso. Sigo sin conseguir ganchos de ropa. Así que esta tarde, cuando caiga un poco el sol, caminaremos unas 10 cuadras para ir a un súper Líder, donde me dicen encontrare todo lo que necesite.
Hoy hice un arroz chino. Arnaldo me dice que me quedo buenísimo aunque se nos acabo la soya. Tengo que comprar.
Ayer me escribió Leopoldo Monterrey. Muy querido amigo de Alvaro. Vive aquí hace unos tres o cuatro años. Nos invito a almorzar en su casa dentro de tres domingos.
El 20 de abril vamos al Teatro Las Condes a ver una puesta en escena de las mejores canciones de Broadway. Tomamos un autobús a menos de media cuadra de la puerta de casa que nos lleva hasta la estación de metro Los Leones. Allí tomamos el metro y dos estaciones mas tarde nos bajamos en El Golf que esta justo frente al teatro. Léase, uno puede ir bien vestido.
Que delicioso vivir en una ciudad donde casi todo lo puedo hacer a pie.
Me falto traer un archivo de mi computadora de Caracas. Mónica esta de viaje y no puedo hacer que su mama se angustie tratando de encontrar ese documento. No importa. No me corre prisa.

Brevísima nota

31 de marzo, 2012

Ya estamos en el nuevo apartamento. Lindo, acogedor. Ya lo hicimos hogar. El dueño es muy divertido. La zona es estupenda. Mañana escribiré largo. Ahora estoy agotada.