Si alguien hubiera apoyado esta decisión de venirnos a Chile, ese hubiera sido Carlos Morillo. Me hubiera dicho que la vida que no se vive a plenitud no puede llamarse vida. Con la maravilla de los aparatos para comunicarse instantáneamente, Carlos hubiera seguido paso a paso cada instante de esta aventura nerudiana.
Anoche vi la tragedia de Chávez convertda en show. Me dio lástima el pobre hombre y rabia también. Concemos las Morillo del dolor intenso porque a alguien adorado se lo lleve el cáncer. Carlos fue diagnosticado en enero y murió en mayo. Fueron meses de sufrimiento para él y de no saber qué hacer con el pesar intenso nosotras. Mis hermanas y yo quedamos con el corazón tatuado desde entonces. Nunca hicimos un show. Veo lo que hace Chávez y lo que hacen su familiares y me parece reprochable, despreciable. Es un irrespeto al paciente, a quienes lo quieren. Están masajeando la tragedia con los fines más indignos. Qué espanto.
Carlos adoraría esta experiencia nuestra en el sur. Carlos, Carlos, Carlos. Era un fantástico ser humano.
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