Alguien algún día logrará explicarme por qué en este país por el bicentenario le hicieron un hermoso y muy ciudadano parque, mientras en Venezuela la celebración fue una gastadora de plata en desfiles.
El parque Bicentenario está cerquita de casa. Hoy fuimos a caminar allá. Había gente caminando, gente trotando, gente disfrutando, niños con patinetas, adolescentes tomados de la mano descubriendo la maravilla de enamorarse por primera vez. Y perros, muchos perros. Jugué con varios. Y caí postrada por un Westie de muerte lenta y sin apuro llamado Rodolfo.
Extraño mucho a Nico y Guille. Me hacen mucha falta. Ojalá los pudiera tele transportar.
Las personas somos mejores seres humanos cuando nos dejamos domesticar por perros o gatos.
Arnaldo sale cada día con su cámara. Yo escribo y él retrata nuestra aventura.
Mañana voy a averiguar lo de las clases de cocina. Es aquí a un par de cuadras.
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